En mitad del camino estaban esperándonos y era inevitable pasar por su lado. Temiendo un poco la reacción de estos enormes lagartos esperamos pacientemente que se fueran mientras les observábamos, sin embargo, nada de eso ocurrió porque no se movían así que armándonos de valor pasamos junto a ellos muy lentamente y casi ni pestañearon, desde luego que eran muy bonitos con sus vistosos colores.
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